abril 21, 2007
abril 20, 2007
Ite, misa est
Lo bueno que han tenido estos días es que me ha sobrado el tiempo para pensar. Y eso he hecho, pensar, pensar, pensar. En los breves momentos en que podía escaparme para perderme unos minutos en la Telaraña, encontraba esos retazos de tu vida que dejas repartida en pequeños escondites virtuales, donde otros que te leen y te siguen, gente cercana y lejana, observa lo que escribes, te jalea y a su vez cuenta retazos de sus propias vidas (y de las vidas de otros) en otros cubículos virtuales que son a su vez sus refugios.
Lo he estado pensando, y he llegado a la conclusión de que ahora eres una extraña para mí. Ya no te reconozco y muchas veces no entiendo de lo que hablas. Ahora son otros los que te leen, los que te escriben, los que te llaman, los que te escuchan y a los que aprecias. Tú y yo ya no somos nada más que la sombra de lo que fuimos y como niños asustados, nos hemos quedado cada uno a nuestro lado de la puerta, sin atrevernos a dar un paso más por miedo a volver a lastimarnos.
Pero no podrás decir que yo no intenté dar ese paso, que yo no me quemé, que yo no me lastimé. Por una segunda oportunidad, por volver a forjar una amistad, un trato, una confianza, hallar de nuevo un lazo que nos uniera. Probablemente, tú digas lo mismo. Yo también lo intenté, no sabes lo que he sufrido, lo que he aguantado y esperado, étc.
Pero la realidad, cruda, es que no ha quedado nada, ni siquiera poder llamarte y preguntarte, ¿cómo estás?, y empiezo a pensar que ya no es miedo, es que ni siquiera quieres que lo haga, que ya no te importa, nada. Y duele pensar eso. Duele pensar que eso es todo lo que queda, el vacío, sin más.
Ni siquiera sé si leerás esto.
Pero si lo haces, quiero que comprendas que ya nunca más intentaré cruzar esa puerta, que con gran dolor por mi parte, me he resignado a darle la espalda, apagar la luz y nunca más volver la vista atrás, no volver a encontrarme con el espejo. Me quiero hacer justicia por una vez, y de ésta forma tan fría, tan mecánica y artificial, pongo mi punto y final a la fábula y cortar así, de ésta forma, los bocados de amargura que me has escupido poco a poco. Tus miedos, tus dudas y el polvo que te arrojaste por encima, los lamentos y los silencios incómodos.
Y no te estaré esperando en vano, ni quiero pensar en tí sin motivos.
Si algún día eres tú quien decide cruzar la puerta, no la encontrarás vacía, pero tendrás que ser tú quien la abra, quien encienda la luz y quien me busque. Yo estaré en ese rincón que siempre he ocupado.
Volveré cuando tú me llames. Pero no me pidas que me quede pensando en tí hasta el día que lo hagas, si algún día lo haces.
No pienso hacerlo.
Audio: Turnedo, de Iván Ferreiro.
Lo he estado pensando, y he llegado a la conclusión de que ahora eres una extraña para mí. Ya no te reconozco y muchas veces no entiendo de lo que hablas. Ahora son otros los que te leen, los que te escriben, los que te llaman, los que te escuchan y a los que aprecias. Tú y yo ya no somos nada más que la sombra de lo que fuimos y como niños asustados, nos hemos quedado cada uno a nuestro lado de la puerta, sin atrevernos a dar un paso más por miedo a volver a lastimarnos.
Pero no podrás decir que yo no intenté dar ese paso, que yo no me quemé, que yo no me lastimé. Por una segunda oportunidad, por volver a forjar una amistad, un trato, una confianza, hallar de nuevo un lazo que nos uniera. Probablemente, tú digas lo mismo. Yo también lo intenté, no sabes lo que he sufrido, lo que he aguantado y esperado, étc.
Pero la realidad, cruda, es que no ha quedado nada, ni siquiera poder llamarte y preguntarte, ¿cómo estás?, y empiezo a pensar que ya no es miedo, es que ni siquiera quieres que lo haga, que ya no te importa, nada. Y duele pensar eso. Duele pensar que eso es todo lo que queda, el vacío, sin más.
Ni siquiera sé si leerás esto.
Pero si lo haces, quiero que comprendas que ya nunca más intentaré cruzar esa puerta, que con gran dolor por mi parte, me he resignado a darle la espalda, apagar la luz y nunca más volver la vista atrás, no volver a encontrarme con el espejo. Me quiero hacer justicia por una vez, y de ésta forma tan fría, tan mecánica y artificial, pongo mi punto y final a la fábula y cortar así, de ésta forma, los bocados de amargura que me has escupido poco a poco. Tus miedos, tus dudas y el polvo que te arrojaste por encima, los lamentos y los silencios incómodos.
Y no te estaré esperando en vano, ni quiero pensar en tí sin motivos.
Si algún día eres tú quien decide cruzar la puerta, no la encontrarás vacía, pero tendrás que ser tú quien la abra, quien encienda la luz y quien me busque. Yo estaré en ese rincón que siempre he ocupado.
Volveré cuando tú me llames. Pero no me pidas que me quede pensando en tí hasta el día que lo hagas, si algún día lo haces.
No pienso hacerlo.
Audio: Turnedo, de Iván Ferreiro.
marzo 27, 2007
Sick
Hay que joderse con la suerte que llevo con las enfermedades esta temporada. Acabo de hacer triplete, y como ya me pasara justo antes de Carnavales y justo antes de Navidad, a escasos días de Semana Santa también he vuelto a enfermar. Y aquí estoy, hecho un trapo: con una fiebre alta, sin poder comer hasta que no me baje, chutado a paracetamol, cansado y con dolor de garganta y con la advertencia de que si la fiebre persiste, empiece a tomar antibióticos (tres sobres de Zitromax), en forma de un pelotazo de azitromicina, y si la fiebre va remitiendo, a echar días de convalecencia.
Mierda.
Mierda.
Etiquetas: Frustración
marzo 19, 2007
Fito & Fitipaldis - Siempre voy soñando
Mientras me aguanten los huesos yo quiero seguir cantando,
quiero estar estar cerca de tí, lo mas lejos... a tu lado.
Tu mirada en un balcón; tú te asomas yo te canto,
he "pintaó" mi corazón con el rojo de tus labios.
Sé que no puedo dormir porque siempre estoy soñando
En invierno con el sol... con las nubes en verano.
La luna era una farola y a ella me abracé borracho
y acabé buscando versos en el fondo de mi vaso.
Todo lo que no aprendí... nunca se me ha olvidado,
no he perdido la razón y tampoco la he encontrado.
Sé que no puedo dormir... porque siempre estoy soñando
En invierno con el sol... ¡con las nubes en verano!
Mientras me aguanten los huesos...
mientras me aguanten los huesos...
Etiquetas: canciones
marzo 12, 2007
Reflexionemos
Se equivocan de lleno. No pienso montar un numerito, ni llorar ni patalear. Espero, deseo, que estéis leyendo esto, palabra por palabra. Me desentiendo, completamente, de todo el tema. Pintad un mural, bailad una jota o jugad a la guerra nuclear. Personalmente, me da igual. Quizá, hace algún tiempo, habría prestado un mínimo de atención, hasta habría asentido con entusiasmo, pero todo caduca. Hay una anécdota en la Historia que me apetece recordar. Os la merecéis, con un fuerte abrazo y un aplauso emocionado al unísono de todos los que os tienen que mirar desde debajo de vuestros pies.
Cuando acababa la II Guerra Mundial y el Fin del Reich empezaba a verse más claro que el agua, Hitler desarrolló la pequeña manía de, encerrado en compañía de sus mapas tácticos, mover banderitas por Europa que representaban divisiones inexistentes, imaginando una nueva ola de poder que subyugaba el mundo bajo el poder Ario.
Espero que hayáis tenido la paciencia de poder leer hasta aquí, y ahora quiero imaginaros con una ceja enarcada preguntándoos, ‘¿y esta anécdota a qué viene?’ Bueno, muy sencillo: es en vuestro honor, para que os veáis reflejados. Yo elegí el mundo real: vosotros podéis seguir moviendo vuestros ejércitos fantasmales mientras imagináis que nos abatís y capturáis dominándonos por un Reich de mil años.
Vosotros mismos lo dijisteis: podéis escoger, y hemos aceptado. ¿A qué vienen ahora esos rostros de sorpresa? ¿No éramos libres? Pues como podemos escoger, yo escojo: escojo pasar del tema. Venga, a jugar a la petanca: perdedores.
Cuando acababa la II Guerra Mundial y el Fin del Reich empezaba a verse más claro que el agua, Hitler desarrolló la pequeña manía de, encerrado en compañía de sus mapas tácticos, mover banderitas por Europa que representaban divisiones inexistentes, imaginando una nueva ola de poder que subyugaba el mundo bajo el poder Ario.
Espero que hayáis tenido la paciencia de poder leer hasta aquí, y ahora quiero imaginaros con una ceja enarcada preguntándoos, ‘¿y esta anécdota a qué viene?’ Bueno, muy sencillo: es en vuestro honor, para que os veáis reflejados. Yo elegí el mundo real: vosotros podéis seguir moviendo vuestros ejércitos fantasmales mientras imagináis que nos abatís y capturáis dominándonos por un Reich de mil años.
Vosotros mismos lo dijisteis: podéis escoger, y hemos aceptado. ¿A qué vienen ahora esos rostros de sorpresa? ¿No éramos libres? Pues como podemos escoger, yo escojo: escojo pasar del tema. Venga, a jugar a la petanca: perdedores.
Etiquetas: Estupidez humana, Frustración
marzo 06, 2007
Razones para un final: el ocaso.
Hasta la inmensidad acaba teniendo límites. Hasta los sueños acaban evolucionando y toda tormenta, finalmente, se detiene. Creo que puedo dar por cerrado un ciclo, puesto que a fin de cuentas, las razones por las que abrí La Maladie de la Raison han pasado, lentamente, a un segundo plano. Por tanto, voy a cerrar éste blog, no más maladie, cerramos el ciclo, terminamos de forjar el círculo.
No voy a cerrarlo hoy: aún quedarán algunas entradas que escribir, antes de dar por concluído el vuelo del ángel de grandes alas de cadenas. Y una vez termine, podremos dar punto y final a esta andadura que empezó con Odio en Mayo de 2005. Por supuesto, no pienso cerrar ni las Crónicas del Odio, ni El Cancionero ni tampoco Días de Viento y Agua. Ni pienso desaparecer eliminando mi blog principal: sólo cambiamos de ciclo, y volveré en otro espacio virtual.
No es un final, sólo es un cambio.
No voy a cerrarlo hoy: aún quedarán algunas entradas que escribir, antes de dar por concluído el vuelo del ángel de grandes alas de cadenas. Y una vez termine, podremos dar punto y final a esta andadura que empezó con Odio en Mayo de 2005. Por supuesto, no pienso cerrar ni las Crónicas del Odio, ni El Cancionero ni tampoco Días de Viento y Agua. Ni pienso desaparecer eliminando mi blog principal: sólo cambiamos de ciclo, y volveré en otro espacio virtual.
No es un final, sólo es un cambio.
marzo 05, 2007
Me toca
No me jodas, en serio. Parece mentira que aún puedas seguir así, dándole vueltas de esa forma, machacándolo y pasándolo por el pasapurés una y otra vez. Yo ya no sé ni qué pretendes conseguir con tu paranoia. El asunto ya es cansino de narices, empieza a oler a cadáver y la peste es de película, oiga. Lo peor de todo es que con todas tus espantadas, tus huídas, tus adioses y tus desapariciones eres tú quien no tiene valor para marcharse. Me canso, me canso muchísimo. Me canso porque me rehúyes, haciendo volteretas con las ideas, intentando (aún no sé muy bien porqué) culpabilizarme, ningunearme y exorcizarme, pero vuelves una y otra ves, con la jodida cantinela. Hasta el fartazgo, así, dicho en castizo. Y es que, hablando claro, me tienes hasta los huevos.
Me saca de quicio tu manía de seguir removiendo mierda en tus escritos putrefactos. ¿Tienes contrato con una funeraria, para seguir moviendo tanto a los muertos? Empieza a parecer que los comentarios de la gente acerca de tus imbecilidades y la peste a mortaja son para tí el equivalente literario del Valium. Si estoy fuera de la línea, entonces estoy para todo, así que deja de intentar apuñalarme. O te quedas, o te marchas. Pero decídete de una puta vez.Creo que necesitas escuchar más a Los Planetas.
Etiquetas: Frustración