junio 09, 2005

Réquiem

Supongo que no he podido hasta ahora enfrentarme a los fantasmas del pasado. Aunque no me lo halláis notado ésta ha sido una de las semanas más tristes en las que llevo del año. Nunca es agradable tener que acudir al cementerio a "celebrar" (creo que todo el mundo entiende que quiero decir) el aniversario de la muerte de tu abuela y de tu padre.

Es bastante patético tener que tragar saliva y hacer esfuerzos por no desmoronarse. Odio profundamente los días que van del 6 al 9 de Junio. Odio este recuerdo recurrente que después de cuatro (cinco en el caso de mi abuela) años sigue doliendo como una astilla clavada en el corazón.

Odio ese renacer anual de un dolor que por mucho que insista, sigue siendo frío, ajeno y horrendamente próximo. Da la impresión que aunque salga huyendo, de que por mucho que corra... eso sigue horrendamente cerca. Bueno, dedico lo siento a los que hoy me hallan notado amargado o quizá no haya sido el mejor conversador del mundo.

Dedico también estos versos a las personas que hoy me faltan, pero especialmente a mi padre. Os echo de menos. Te echo de menos.



Réquiem
Los días pasan veloces como breves tragos de licor,
los años se escurren como fría arena entre los dedos.
En su mirada ahora vidriosa ya no brilla su candor.
Las lágrimas de dolor me las ha arrancado el viento.
La vida abandonó su rostro ahora marchito por el dolor.
Ya no alientas, no, inútil montón de carne y huesos.
De mi propio pecho y corazón los latidos ya no siento.
Frías sus manos curtidas teñidas de sangre sin color.
De sí ya no queda más que un avejentado esplendor;
en la bruma del pasado se diluyen ahora sus recuerdos.
Su última sonrisa parece fuego clavada en mi interior.
Una brisa gélida revuelve como sus manos mis cabellos.


"Dicen que si continúas a algún lugar llegarás, debe de hacer falta bastante caminar."