enero 01, 2006

La eterna respuesta

Como si una rémora se hubiera, codiciosa y lánguida, aferrado a mi espalda, el surrealismo emocional se ha engarzado en mis huesos y a ellos atado permanece. Hace apenas unos días que le confié a cierta persona mi certeza de que antes de fin de año volvería a sentir las heridas de las espinas de una rosa y no sólo no me equivoqué, sino que no pasó una semana antes de que recibiera de lleno y con toda su fuerza el mórbido escozor de las consabidas espinas; algo que resulta mucho más molesto si además, no tenía interés ninguno en aferrar la maldita rosa salvaje que se cruzó en mi camino. Debí haberla pisado y seguir mi camino sin ni siquiera pensar en su aroma.

No es de rosas a lo que venía hablar, pero recuerdo el incidente porque el suceso me hizo pensar en la eterna consecuencia de haberte clavado con unas espinas de rosa, una consecuencia que siempre las acompaña a mayores del escozor de las llagas, y es la cantidad de variopintas respuestas que siempre dan todos aquellos que ven tus heridas.

Y es que siempre te dicen lo mismo. Las mismas puñeteras excusas que sabes que no valen para nada, que estás harto de oír, pero que te siguen diciendo. Siempre hay alguien que dice un ‘no te merece’, ‘tú te mereces algo mejor’, ‘encontrarás a alguien que te quiera’, ‘pronto encontrarás alguien que realmente te valore’, ‘no ha sabido aprovechar lo que vales’… Toda una sarta de consuelos manidos que lo único que consiguen es que te sientas un fracasado y un gilipollas, que has perdido tu tiempo y que la mujer adecuada es la que tiene otro. Puta Ley de Murphy.

Pero si hay algo que realmente me saca de quicio son las respuestas que te dan ellas. ¡Eso sí que son excusas y consuelos de verdad! Para cortarse las venas, señores, pero al menos, con toda su hipocresía, sonrisas falsas y tono de compasión, son ligeramente más variadas, aunque igual de manidas. Las hay para todos los gustos y ocasiones, hasta el punto en que sorprende cómo una persona puede tener tanta mala ostia.

Una de las más comunes es también una de las más crueles: ‘dame tiempo para pensarlo.’ ¡Horror! Perded toda esperanza cuando os digan esta frase. Porque en vuestra inocencia concederéis ese tiempo, y entonces descubriréis cuánta paciencia puede echarle una mujer a las cosas que tiene que pensar, hasta que llegue el momento en que os desesperaréis y pediréis la maldita respuesta ya. Entonces dirán cualquier ñoñería cariñosa y ahí se abrá acabado la relación. Una variante bastante más cruel por su impacto y el sentimiento de idiotez que provoca es dejar pasar el tiempo, y cada vez que se pide la respuesta, dar largas, hasta que un día te invita a un café porque te quiere presentar a su nuevo novio. Digno de grandes corazones como Vlad Drácula o De Rais.

Pueden cortar de forma artística, mediante la letra de una canción. He visto más de un caso en que la frase de despedida era la letra de una canción de Merche que llegué a aborrecer: ‘No me pidas que sueñe contigo, no robes los besos de otro amor, sabes que te quiero como amigo, no pidas más amor (…), no quiero pensar que te perdido…’ Lo peor es que tales formas suelen darse de métodos tan románticos como un sms. Muy efectivo, sí. Con la sutileza de un martillazo en la sien y el romanticismo de los nabos.

Hay que mencionar también las frases que destacan por su carácter paradójico: ‘te dejo porque te quiero’, ‘es mejor que lo dejemos antes de que te enamores de mí’, ‘es mejor dejarlo ahora porque no quiero hacerte daño’ o ‘si siguiera contigo te haría sufrir’.
Dignas de mención tanto por su abundancia como por su cursilería, son las frases de consuelo y compasión en las que se mortifican y se echan toda la basura encima de una forma tan poética que uno no sabe si darle las gracias, o darle un bofetón. Son perlas como ‘no es culpa tuya, es que yo no supe quererte’, ‘te dejo, porque no te merezco’, ‘encontrarás a alguien que te quiera de verdad’ o ‘aunque hoy corte contigo, te deseo lo mejor porque te lo mereces.’ Una variante de estas frases son extremadamente agridulces, porque aunque son muy bonitas y son muy personales, no puedes más que sonreír agradecido mientras por dentro te sientes como si te hubieran pegado un puñetazo en tus partes respetables. Son frases como ‘sé que puedo confiar en ti porque eres mi mejor amigo’, ‘te quiero como a un hermano’ o ‘sé que tú siempre estarás ahí cuando necesite un amigo.’

Finalmente están esos brillantes que refulgen con luz propia, frases de una exquisitez tal que sólo destacan por poner en evidencia la gilipollez de la usuaria. Agárrense, que vienen curvas: ‘si las otras chicas se preocuparan de conocerte tanto como yo te conozco a tí, se enamorarían de ti.’ Lo que te lleva a pensar entonces porqué te ha dejado. O esta otra, no se la pierdan: ‘si yo ahora estuviera ahí contigo, no dudaría un solo momento en tenerte como pareja, porque eres excepcional’, lo que lleva a hacerte unas sutiles preguntas acerca de porqué entonces todo salió mal cuando estaba contigo.

Pero no se preocupen por esto, porque por muchas veces que le pase, siempre tendrán a su lado a un amigo o amiga que muy dulcemente, con una palmada en el hombro o un beso les dirá: ‘No te preocupes, en realidad no te merece.’ Lo que lleva a una última reflexión: si nadie me merece, ¿a quién merezco yo? ¿Quién yo no merezca?

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

‘es mejor dejarlo ahora porque no quiero hacerte daño’
Gran frase, si ¬¬'
¿Por qué nadie dice la verdad en estas cosas? Es mejor que te digan que te dejan porke han encontrado a otr@ o lo que sea que que te digan esas cosas que acaban por deprimirte más...
En fin, que hi farem! ;)
Un besito desde Barna

4:17 p. m., enero 01, 2006  

Publicar un comentario

<< Home