enero 16, 2006

¿Los nombres marcan?

No suelo creer en predestinaciones, hados escritos, astrología, horóscopos, adivinación ni nada que cohíba el libre albedrío del ser humano o que haya determinado su camino, su comportamiento o su línea de la vida. No creo, porque para mí, están faltos de lógica, de pruebas, de tangibilidad.

No obstante, empiezo a pensar en la posibilidad de que los nombres marquen. Me he fijado en ciertas características que unen a las personas que conozco que comparten nombre. A veces son detalles sutiles, pero no deja de ser una curiosidad. Quiero hablar de personas que conozca cuatro o cinco o seis casos, suficientemente separados como para que realmente pueda pensar que comparten alguna característica común. Por ahora, parece que al menos hay "algo". Curioso, muy curioso.

Supondré que nadie se ofenderá por lo que aquí escriba, y quizás muchos estén en desacuerdo, o quizás me equivoque. Quién sabe, sólo es una impresión a la que he dado algunas vueltas. Pondré algunos ejemplos.

David. Todos los que conozco con este nombre se caracterizan por tener una forma de ser ligeramente a contracorriente que les hace diferentes a los que le rodean. No es que compartan fachadas o formas de actuar, pero todos los que conozco que así se llaman tienden a ser diferentes, a tener algo que llama la atención, algo que es hace divergentes.

Sara. Es curioso, pero empiezo a pensar que este nombre está marcado por una personalidad que tiende a lo histriónico (ojo, no tiene nada que ver con histérico). Son personalidades muy llamativas, caracteres ligeramente infantiles que tienden a ser un vaivén de energía continuo (incluso, explosiones de energía) con inquietudes muy particulares y con una forma de ser que tiende al "no parar".

Javier. Es un nombre que implica decisión, terquedad y cierto lado radical. O muy radical, en algunos casos. Son personas que se comportan de forma distinta a como se esperaría de ellas, y que demuestran ser una caja de sorpresas. Tienen un guiño travieso curioso, y una personalidad muy formada (y testaruda) hasta el punto que son capaces de echar los bofes contra todo hijo de vecino con una elegancia... única.

Judit. Todas, absolutamente todas, tienen ralladuras sentimentales dignas de museo. Todas comparten el potencial de ser personas encantadoras y el mismo potencial de tener desengaños amorosos de esos que te hacen estarte llamando tont@ todo un año. El terreno de las relaciones es territorio comanche para ellas. Es increíble la dicotomía de su carácter. Son personas con enormes potenciales sociales sin explotar que siempre, siempre, parece que han tomado la decisión equivocada.

Pablo. Tienden a tener una parte de sí muy introvertida, incluso en varios casos hay un incipiente miedo al rechazo que lleva a desarrollar ciertos aspectos del yo de forma individualista. Tienen ideales (buenos y malos, según la persona) muy definidos y propios, que les llevan al progresismo, al intercambio o al radicalismo. Son personas con carácteres muy únicos que comparten líneas generales entre sí, pero difieren en su forma de expresar o de pensar sus propios ideales.

Son sólo algunos ejemplos, quizás me equivoco, o no se sido suficientemente claro. Pero a mí me resulta curioso. Y yo me pregunto, ¿los nombres marcan?

6 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Pues la verdad es que, al menos con los "David", lo has clavado. YO me llamo David y soy absolutamente así xDDDD.

9:29 a. m., enero 18, 2006  
Blogger Doctor Alemán said...

Lo de Javier va por mí...¿eh?

Lamento decepcionarte, pero el único tan molón soy yo. Igual sí todos los que se llaman Dr.Alemán sean como dices 8)

2:26 p. m., enero 18, 2006  
Blogger La Maladie de la Raison said...

Todos los David que lo han leído, aunque no hayan comentado a diferencia de tí, Mindersh, me han dicho algo parecido. Parece que sí, que con el nombre ese la he clavado. Un punto para mí.

Lamento decirte, Suspensivo, que conozco a bastante más 'javieres' que a tí, y realmente, no se si serán tan molones, pero se adaptan mejor que bien a la descripción que publiqué. Y no, lo siento, tampoco lo escribí pensando en tí, aunque la verdad, es que pensándolo bien, quizás es que Dr. Alemán sea un anexo de Javier que potencia su lado más molón. ¿Quien sabe?

Por cierto, ¿a que nunca adivinarías mi segundo nombre?

4:50 p. m., enero 18, 2006  
Anonymous Anónimo said...

Yo lo se! Yo lo se! jijijiji
No se a cuantas Judits conoces, pero a mi me va niquelao' lo que escribiste.
Un besote

5:36 p. m., enero 18, 2006  
Blogger Ilyes said...

Je, je... Eso hace años que lo pienso, de hecho hoy mismo estuve pensando en cómo se parecen entre sí los Marcos que conozco... Curioso, ¿verdad? Este tipo de cuestiones hacen plantearse si no sería necesario revisar algunas de las cosas que se creen, en mi opinión.

5:39 p. m., enero 24, 2006  
Blogger La Maladie de la Raison said...

Pues no voy a quitarte la razón, Ilyes. Es muy curioso cómo los nombres unen en determinados aspectos. Tendré que conocer algún Ibón más, a ver como carajo son.

8:15 p. m., enero 26, 2006  

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