marzo 29, 2006

En tonos de gris



Hoy es uno de esos días para olvidar, que no tienen ningún suceso que te haga desear haberte levantado de la cama. Uno de estos días que se estiran como chicle donde el ingenio se ahogó con el cacao del desayuno. Hoy ha estado lloviendo a ratos, chispeando, derramándose lágrimas de agua sobre una ciudad en la que llueve sobre mojado. Ha sido un día a resaltar por su absoluta simpleza, aburrimiento, melancolía.

Me pasé las horas que estuve en casa estudiando sin ganas con absoluta desidia mental o escuchando Los Secretos, canciones tristes tan adecuadas para un día como hoy como el silencio sepulcral de los callejones más fantasmales (y qué razón tiene Cambio de planes, ¿verdad?). He estado removiendo en la mierda, descubriendo secretos y confesando recuerdos, y maldito el momento que lo hice, no ha valido más que para hacerme sentir peor y dejar un extraño vacío en mi pecho, al que sólo acompañan los latidos de mi corazón.

Mientras escribo esto sigue lloviendo y el día se va acabando con tonos de gris que se oscurecen, se oscurecen, se oscurecen...

He estado pensando.

Y no he encontrado respuesta a la pregunta que no me he formulado.