noviembre 20, 2006

Examen de conciencia

He buceado entre los recuerdos que me dejaste y que echaste al viento. No sé si leerás esto, ni tampoco como reaccionarás. Tampoco pido que lo lea mucha más gente, nadie más que tú lo entenderá como debiera. Y sé que esto será largo, que escribiré demasiado, que diré demasiadas cosas, muchas de ellas demasiado tarde, muchas de ellas fuera de lugar, o de tiempo. Shhh, calla, déjame terminar y lee con calma.

Hace mucho tiempo que como tú, deshojo inflorescencias. Yo también pienso que la poesía es mágica, y creo que debería volver a escribir versos. Como también creo que debo escribir algo para ti, y prometo que la primera poesía que vuelva a escribir llevará tu nombre otra vez.

No me culpes, por favor. Yo también estoy en el andén de las horas muertas, mirando las horas pasar, peleando con mi sombra. Veo como se me escapa el tren delante de los ojos. No dejo de culparme por no obligar a mis piernas a correr e intentar agarrarme antes de que lo pierda de vista, pero soy incapaz de correr. No dejo de pensar que ya no es lo mismo, que nunca será lo mismo, y me niego a abrir los ojos y ver la realidad. Prefiero encerrarme en el ayer por miedo al hoy, y no ceso de llamarme cobarde por eso. Y pienso seguir pensando que eres preciosa. Y si pienso en ti digo que sí, que Galicia tiene algo mágico y sigo pensando que te debo una puesta de sol, y cumpliré mi promesa, sea como sea y te daré todas las rosas que aún no te he dado.

Ahora está sonando Mecano. Por alguna extraña razón, pienso en ti al escucharlo, y sin embargo no guarda relación contigo. Jarabe de Palo, o Pereza, o el Canto del Loco sería más propio. Pero es Mecano. Sé que la distancia duele, y los silencios, y que a veces parece que deseo alejarme de ti, pero es mentira. Nunca he querido hacerlo, a pesar de todas las diferencias que hemos tenido, de los roces, de los malos momentos. Sigo pensando que eres maravillosa. Sigo pensando que nunca he perdido el tiempo contigo. Sigo creyendo en ti. Sigo queriendo escucharte. Sigo pensando en ti por mucho que me duelan tus palabras, por mucho que sangren las heridas, por mucho que llegues a odiarme. Seguiré soñando. Seguiré pensando en ti. Seguiré creyendo en volver al ayer. Puedo seguir torturándome con tus palabras, pero seguiré obligándome a pensar que algún día pasará la tormenta. No quiero ser una página. Ni que tú seas una entrada en el libro. Quiero seguir dibujando hadas en tu mente. Me gustan las hadas.

Voy a quedarme con esta frase que escribiste una vez: Eres todo aquello que no sé como explicar.


Dame tiempo para recomponer los pedazos de mi vida. Dame tiempo para tomar aire y volver a ser yo y no éste reflejo extraño. Quiero volver a ser tu cómplice. Quiero volver a ser tu amigo fiel, y no tu diablo azul. Dejaré mi mano tendida hacia ti el tiempo que sea necesario. Me importas mucho, demasiado, para decir adiós. Nunca seré capaz de decírtelo. Quiero volver al inicio.

Volvamos a empezar.

Toma mi mano.


¿Amigos para siempre?


¿Cuántas lágrimas aguanté?
¿No crees que eso es querer?

noviembre 19, 2006

Gracias.

Gracias. Son ya veinte años, y debo mucho a mucha gente. 
Gracias. A los que habéis estado ahí desde el día uno, 
y gracias a todos los que habéis venido después. 
Gracias. A los que me habéis hecho reír.
Gracias. A los que me habéis echo llorar de emoción.
Gracias a los que me habéis ayudado.
Gracias a los que me habéis hecho sonreír.
Gracias a los que habéis estado a mi lado.
Gracias a los que me habéis defendido, y gracias a los que habéis compartido conmigo esos momentos.

Gracias a todos vosotros.

A los que estáis aquí: Ramón, Beíta, Óscar, Pablo, Iria, Alba, y muy especialmente Bernardo, Juancho, Raúl y Noe.

A los que os habéis ido: Ana, Martita, Asen, Claudia, Maytane, Juan Jesús, Rafa, Erika, Sheiliña, Rosa, Mary, Snorlax, Jennifer, Meowthy, Meiri, Silvia, y sobre todo, Andrea, Mr. Tano y Débora.

A los que estáis fuera, o volveréis algún día, o quizá ya nunca vendréis (demasiados, pero intentaré citaros): Anita, Laura, Kyra, Estefi, Alejandro, Edú, Arco, Lala, Jean Grey y mis queridos Dr. Alemán y Spinhell, ahora también María y cómo no, Roi, Judit, y Rina.

No estáis todos los que sois. Pero sois todos los que estáis.

Un abrazo muy fuerte... y gracias por haber estado ahí.