octubre 14, 2006

Espectros (I)

Por alguna extraña razón, disfruto engañándome a mí mismo con tu recuerdo fugaz y evanescente, como si estuviera enganchado a algún ritual masoquista. Pienso, aún, que algún día vas a llamarme y darme una sorpresa diciéndome "hoy quiero verte". Miro por la ventana cuando llega la mañana y al ver el cielo digo, "¿cuándo volveré a pasear contigo?". Leo tus palabras y pienso "son las respuestas a las preguntas que le hice". Me hablan de tí, y vuelvo el rostro para no enfrentarme a una mirada acusadora. "¡Lo sabía!"
Encuentro tu nombre en la agenda, sonoro y musical. En una de mis novelas preferidas, cantarín como el agua de un arroyo. Cuando cruzo la calle, en una elegante placa enfrente de mi casa. Y cada vez que lo veo doy un suave respingo, pensando "yo también la he conocido." Espero, quizás, la vana esperanza de que una tarde de domingo quieras venir a verme y mirándome a los ojos me digas lo que no te atreves. Quisiera, que, haciendo memoria, entreabras tus labios de sorpresa y me digas: "es cierto, lo dijiste", cuando recuerdes aquella conversación.
Desearía resolver todas las dudas que despiertas con tu invisibilidad y aún así, con tu ausencia, con tu silencio, con tu aislamiento, sigo creyendo que cualquier día volverás a decirme "¡hola!". Querría saber si has hecho examen de conciencia. Si te has preguntado, "¿hice lo correcto?". Si me odias, me has olvidado, o te duele pensar en mí.
Me gustaría poder saber por qué lo hiciste.
Pero por encima de todo quisiera que. algún día, me dijeras la verdad.